Posteado por: gabriel | 3 febrero 2010

«Ocurre que yo era novio nuevo..», recuerda Miguel.

Opel Kapitan, lo habrá conducido Miguel ?

Bueno, esto le va a desarmar el blog a Gabriel, y va a desvirtuar el tema inicial, pero como ésto arrancó acá, acá lo sigo, y amerita que Gabriel lo cambie de lugar.

Sentáte que va para largo, no es fácil de explicar lo que sucedió esa noche.

No sé que año sería… 85, 86…, yo hacía novio en Sauce allá frente a la barraca, y Sauce si algo tenía de particular es que es una calle de dos cuadras, dos subidas y dos bajadas según el que mira si va o viene, pero para mí siempre fueron 4 accidentes geográficos.

O sea que desde Gabito hasta Garzón te ligás una bajada y una subida, y si venís de Garzón a Gabito te ligás otras dos, porque ni la bajada ni la subida son las mismas.

Esto viene a que a mi suegro se le dio por comprar sus dos primero autos que necesitaban una bajada para arrancar, pero no siempre, muy de vez en cuando, por suerte para él, y esa vez en cuando sólo ocurría ésto cuando yo se lo pedía prestado.

Ocurre que yo era novio nuevo.. y haciendo buena letra con «el» William siempre, yo le arreglaba el auto, una lucecita acá, una manijita de puerta allá, al Opel Kapitan que había comprado, para que cuando necesitara el auto con «la nena» él me lo prestara, y llegó la ocasión.

Casamiento de una compañera de Mariella, Sábado, y Miguel que arranca entrajado desde el Hipódromo en su Ciao 50 (Vespino para vos, Gabriel) para llegar a lo de la nena, y cazar el Opel Kapitan previamente mangueado y acordado que Sí me lo prestaba.

La Ciao yo la tenía NUEVA.. que digo, nueva MEJOR que nueva, lustrada, pintada, todo original y ni un tornillo de más ni de menos o sea que JAMÁS una quedada, una falla… nada.

Llego allá y Mariella era una pinturita, y uno tenía lo suyo, estaban los amigos de mi cuñado boludeando en la casa también.. bueno.. despedidas y los consabidos andá con cuidado y esas cosas y arrancamos.

Avenida Garzón y Calle Sauce ( © Montenegro )

El Opel clavao que no arrancó,pero desde allá arriba de Sauce, había casi 100 metros o mas para arrancarlo en bajada, y seguro que ahí si, porque siempre arrancaba a los 20 metros.

Lo dejo ir,… un intento…. nada…. velocidad de nuevo…. otra vez…. nada…. a ver más rapidito … lo dejo bastante …otra … no… otra mas, y chau.. «El Bajo» de Martín Ximeno.
Y ahí quedó el Kapitan, en el punto más bajo de la parábola que es Sauce, en el fondo del pozo bah, y empujar más … negativo si algo tenía en abundancia el Kapitan era el peso, era más pesado que un poncho de mármol.

Soy un tipo calentón, desde siempre, pero bueno, tampoco era para tanto, aunque reconozco que en ese momento ya comencé a elaborar algunos improperios, pero estábamos vestidos, nos proponíamos a salir, y no la quería asustar a «ella», definitivamente me mordí los labios pensando .. «miguel, no es el momento, no hagas papelones, tranquilo..»

Allá venían bajando los amigos de mi cuñado, y el «Peto» Sosa, que al igual que yo «mecaniqueaba» bastante, pero yo estaba con camisita blanca… corbata etc y no quería meter mano.
Ahí nomás abrimos el capó, y me enchastre los dedos mirando nomás, pero el Peto cazó la manguerita de la nafta y dice .. Esto está seco hermano.!!

Bueno, dije, llegaremos tarde, pero es cuestión de agarrar la bolsa de nafta que William tiene en la valija, ir hasta allá arriba, agarrar la Ciao, voy a la Ancap de Garzón, traigo 5 litros y listo.

Bueno, entre el apuro, y los nervios ya llegué sudando allá arriba, Le explico a mi suegro, le digo voy a buscar nafta che que está seco.. saco la moto, y ocurre lo impensable, la Ciao NO ARRANCÓ! naa.. pensé, estás nervioso Miguel.. dale, largála en la bajadita y vas a ver, en 2m. arranca.

Hasta el día de hoy me acuerdo y sigo sin entender, pero la moto NO ARRANCÓ y llegué hasta exactamente el mismo punto que el oper Kápitan, entre pedalazos, empujadas, saltos sobre el asiento.. NO ARRANCÓ… y no pude más!!, ya estaba sudado, sucio y caliente, y con dos vehículos inservibles. así como me bajé de la moto, la cacé del manillar!! y una fuerza interior me hizo levantarla 2 metros del suelo y revolearla a cuatro o cinco metros en la calle, mi boca era una letrina, y los ojos de los amigos de mi cuñado, de mi cuñado y de mi novia se les estaban por salir.

Nelson, uno de nuestros mejores amigos.. me palmeaba la espalda y me decía tranquilizate Miguel…, y enfiló caminando hacia la Ciao tirada en el medio de Sauce.

Y acá sucede lo más humillante que le puede pasar a un tipo tuerca, un fierrero, uno como yo, que no puede ver una tuerca mal enroscada.

Nelson levanta la Ciao, la inclina sobre su posapié, le dá «UN» pedalazo y LA PRENDE !!!

Nadie de los asistentes, – porque ya a la calle se habían acercado un par de curiosos- Supo lo que estaba pasando por todo mi ser en ese momento, y yo que ya me había gastado el espectáculo hacía 30 segundos, hice molde, agarré la bolsa de la cajuela, Nelson me dio la moto prendida y arranqué para la Ancap, descamisado, el nudo de la corbata por la panza, y con 77 de fiebre.

Llego a la Ancap, y le digo, llename la bolsita que me quedé sin nafta, y sostengo la bolsa contra la pierna, ahi mismo sentado en el ciclomotor, como que el pistero echaba y pasó de cinco litros, pero se venÍa llenando despacio, miro bien y no se aún que fue primero, si la vista que vio la infinidad de agujeros que tenía la bolsa, o el tacto la piel de la planta del pie adentro del mocasín que le dio como un frío repentino.

Empapado en nafta estaba de la rodilla para abajo de mi pantalón del traje.

Le pagué al pistero.. y salí como alma que lleva el diablo antes de perder todo el contenido de la bolsa.. le echamos lo que llegó, Por supuesto hubo que empujarlo, entre los 5 o seis que estábamos ahí.. y arrancó.

Por supuesto que ya no íbamos a ir al casamiento.. a todo esto habían pasado un par de horas, aquella, con una trompa que era un poema y yo todo sucio.

El Peto me pregunta, y che van a ir? … No, le dije, ya no Peto, y me pregunta -lo llevás vos flaco o vos llevás la moto?
Lleválo le dije, yo llevo la moto, y el Peto arrancó para lo de mi suegro en el Kapitan.

Yo me miraba y no podía creer, empapado en nafta, los zapatos además que se empeñaban en llevarse bastante de ese musgo característico del «bajo» que iba de lado a lado de la calle, verdes estaban, la camisa para afuera y con cinco o seis dedos de grasa, la ciao abollada y rayada, y todavía me faltaba lo peor.. y lo sabía, eran las increpaciones allá arriba, todavía eso!!

A mí no se me habían ido las burbujitas de la sangre todavía, y sabiendo lo que iba a enfrentar allá en lo de mi novia «que sos un calentón».. «que no podés ponerte así» ese tipo de frases de estilo, me entré a dar más manija, y aceleré la ciao a mas no poder en la subida, todos en el muro de mi suegro (habían ido en el auto), miraban venir esa desgracia en moto… no sé.. y no pude más otra vez…

Me paré en los estribos y me largué hacia atrás con un grito a todo pulmón y a los cuatro vientos de Sauce que no fue JERÓNIMOOO sino !!MOTO DE M… y la $%/(«!/…ó !!!!

Di tres zancadas como quien se larga del ómnibus y me paré a mirarla.. siguió.. diez metros más perfectamente derecha… y luego se empezó a derivar un par de grados a la izquierda.. y dos mas… y entonces vel la Fiat 125 del yerno de Raúl Ferrando estacionada frente a la casa.

LA ciao que escora dos grados más y queda perfectamente alineada con el espejo de la camioneta, … lo arranca, pega en la puerta, y cae con la bocina sonando y la rueda de adelante y el guardabarros torcidos.

PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
ESO SI, PRENDIDA!! la muy traidora.

Por supuesto que tuve que ir a pedir disculpas a lo de Ferrando aludiendo que me caí, y el flaco que me dice .. todo bien .. no pasa nada, andá , andá nomás.. y yo le había abollado el auto y le había amputado un espejo.

Despues pensé, CUAL NO SERIA MI ESTADO que el tipo me dejó ir sin reclamarme nada, o daba muchísima lástima, o el olor a nafta era tan insoportable que quería que me fuera antes que yo explotara frente a su puerta.

Al llegar a lo de Mariella, por supuesto que ni una palabra con nadie, y con Mariella menos.
Nelson que le decía a mi suegra bajito.. Nora.. no le hable.

Metí los pedazos de Ciao al living, me puse el saco y me tomé el 2 y el 169 para mi casa.

Increíblemente….. no llovió.

Aquella noche desplegué todo mi show, y mostré mi peor costado, hice mi mejor esfuerzo, lo intenté, igual no me salvé, con esos antecedentes y todo, llevamos 22 años de casados y una familia hermosa.♦


miguel cuestas

Miguel Cuestas es Técnico en electrónica de UTU, ha trabajado en telefonía en Uruguay, Nigeria, EEUU, Suecia, Chile, Brasil, y ha residido con la familia trabajando en el mismo rubro en Mexico, Ecuador, Panamá y actualmente en Puerto Rico como Gerente de Soluciones para Cuentas del Caribe.

Escribe regularmente para este blog, obsequiándonos con algunos de los mas profesionales y creativos textos que hemos publicado.


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Respuestas

  1. Ja jaja,esa historia ya la conocia contada por sus protagonistas,les cuento que tengo el privilegio de contar entre los amigos de esas bellas personas que son Mariella y Miguel.Soy la esposa de Hugo Chaud,el cual vivió toda la vida en la famosa calle sauce,(seguimos viviendo aún)Saludos para todos los sayaguenses ,donde se encuentren .

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  2. Jajaja,aunque esa historia ya la conocia,contada por los propios protagonistas,me vuelve a causar mucha gracia,leerla.Soy una privilegiada al contar con esas bellas personas como amigos.Con mi familia,seguimos viviendo en la gloriosa calle sauce!!!besos para todos.prometo enviar alguna foto del barrio.

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  3. Gracias Mariella, vos también has enviado unas fotos muy buenas, no solo lo sigues el blog sino que has contribuído con material de Calle Sauce invaluable!!

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  4. Hola, soy Mariella, la esposa de Miguel.

    Les cuento que hasta el día de hoy no entiendo como seguimos adelante con el noviazgo despues de ese día.

    Fué todo tal cual él lo contó, increíble. ME acuerdo y hasta el día de hoy me viene el enojo. Por suerte esas rabietas que le daban se le han ido, o, a lo mejor es que no ha vuelto a pasar esa sucesión de calamidades juntas. Sería bueno también que contara la vez que saltó encima del fitito y le tiró un destornillador al parabrisas. Sólo a él le pasaban esas cosas.

    Pero… que épocas! Y sobre todo cuánta vida compartida con amor y alegría.

    Sigo regularmente éste blog aunque no participo, es que para la pluma está él.

    Saludos a todos, un gusto…

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  5. Me he reido montones imaginando la cara de Mariella y el estado que el pobre Miguel quedo.
    Me hizo acordar a los cuentos de Don Veridico, y a la Hondita 50 que hacia volar en Parque del Plata.
    Que esa hermosa familia y el buen humor, duren muchisimos años mas!

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  6. Miguel,
    de tu relato no solo no se puede dudar un milímetro, sino que hace unas horas que lo leí y aun siento olor a Nafta !!!

    Situaciones como esas, he visto en Uruguay tantas, que tu como yo, que hemos vivido y conocido varios Países, te das cuenta que uno encuentra cosas fabulosas en todos lados, pero justamente estas cosas, son las que hacen aquello único, inolvidable, folclórico, nostálgico, resumiendo, da gusto recordar y algo que no he escrito antes, tu última estrofa impone respeto, redondea el todo:
    «con esos antecedentes y todo, llevamos 22 años de casados y una familia hermosa» ,
    GIGANTE !
    German de Alemania

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  7. Germán..

    Te juro que no es más que la pura verdad, recuerdo el episodio segundo a segundo.
    Hasta el día de hoy al recordarlo, tengo una mezcla de risa, bronca (Me sigo preguntando por qué no arrancó la Ciao), y nostalgia.

    todavía veo las chispitas de los pedales de la ciao contra el hormigón.

    Un abrazo
    Miguel

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  8. Miguel !!!

    Estoy en mi oficina, toda de vidrio, clientes que esperan por su coche en el Taller, y me miran como si estoy loco, pués rio sin parar y lloro que no veo, en cualquier momento llaman al «Manicomio» !!!

    Habiendo querido explicar a la gente y los empleados el porque de mi «Deliriums Tremen» me veo obligado por estos alemanes, a traducir tu relato, pués habiéndoles contado entre risas y lágrimas , muy abreviado, rien ellos junto conmigo y no me perdonan si no les traduzco este «Best Seller» para leerselo en alemán !

    Como explico yo en alemán, tal Odisea, como ilustro yo el «Escenario» ?

    Al menos el Opel Kapitan lo conocen...la Ciao también, pero Sayago , la calle Sauce…la bolsita agujereada para la Nafta…ya te cuento !

    German

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