Luis Chaves nos envía esta postal de otros tiempos, la famosísima Churrasquita Metaloza. Para muchos una novedad que fuera fabricada en el Barrio Sayago….todo lo que nos queda por aprender y asombrarnos.
Lo que les proponemos ahora es que nos cuenten ( pues este electrodoméstico era infaltable en los hogares ) qué cocinaban las mamis en ellas, qué menú les llega a la memoria con sabor a «Churrasquita» y si eran uds mismos los que lo llevaban a cabo, bueno, cuenten qué manjares realizaban.
Sean Cheffs por Un Minuto.
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Sayaguense por absorción 2
Continúo con detalles de la zona de Bell y Ariel. Quiero dejar el comentario que el bar Zito, de la esquina de Bell y Ariel cambió de propietarios, y los nuevos dueños se los conocía como Antonio y Cacho. Este señor Cacho vivía en la calle Marconi pegado a la estación de servicio Mondelli. En el año 1958 abrió la barraca Sayago en Ariel frente a la cancha del Estrella del Norte. Entre esta barraca y la calle Bell también había una almacén, antigua, cuyos propietarios eran de origen armenio. En la vereda de enfrente, pegado a la entrada de la cancha del Estrella vivía y vive la familia Erosa. La mamá doña Eladia, Carlos , Pepe, Fernando y el Yuyo. Doña Eládia la recuerdo como una señora muy activa. Yo la veía en cuanta comisión había en la escuela, siempre estaba a la cabeza de la mesa. Por Ariel hacia Sayago antes de llegar a Vedia, había un comercio de los que ya no hay más. Era de la familia Davio, familia antigua en Sayago. un depósito de forrajes. Allí vendían fardos de pasto, en realidad eran fardos de alfalfa para los caballos y vacas lecheras de la zona. Había muchas familias que tenían carros con caballos, y en zonas un poco apartadas también tenían vacas lecheras para consumo y venta a los vecinos. También vendían raciones para aves de corral, gallinas, patos, gansos, pavos. Las raciones eran así: ración para pollos bebé, ponedora, engorde, afrachillo, afrecho, semitín. No existían raciones para conejos, ni para perros ni gato, ni para cerdos. Y pegado a este comercio estaba el expendio de leche. Estaba abierto desde la mañana temprano ( digamos 7 de la mañana) hasta que se terminaba la leche. Único producto que vendía. Las botellas de esa época eran de vidrio grueso. Y tenían un borde muy grueso como se ve en la foto. La tapa era de cartón, impresa en color azul y con un recuadro en blanco con letras rojas con el nombre del día, lunes, martes y así toda la semana. Esta tapa tenía una especie de orejita que servía para tirar de ella y destapar. El método más común era apretarla en un costado y se levantaba del lado opuesto. Los casilleros para estas botellas eran de varilla de hierro con capacidad de 10 botellas. Los lecheros (repartidores en los camiones) los agarraban de a 2 casilleros en cada mano, y corrían con ellos pegados a las piernas. Invierno y verano andaban con mangas cortas, imaginemos el peso que llevaban con la carga a pleno. Calculo más o menos.
entre 80 y 85 kgs. por viaje.
Siguiendo por la misma vereda y cruzando la calle Vedia, en la esquina mismo estaba la almacén de Ramirez. Más adelante teníamos la empresa de pompas fúnebres, como se decía en la época, Luis Moro. Unos metros más adelante estaba el juzgado de paz. Y unos metros más adelante, en la esquina misma estaba el almacén del Negro. El propietario por supuesto era un señor afro descendiente bastante grueso.
Por Bell hacia la calle Tacuabé sobre la acera izquierda, a mitad de cuadra estaba el almacén de doña Coca. Almacén muy pequeña atendida por su dueña. Luego construyó un local en la esquina de Bell y Tacuabé, y se mudó para allí. Es el actual local que tiene el frente redondo como la esquina. Luego compraron esta almacén un matrimonio español, Manolo y Claudina.
Por el momento dejo por aquí. Espero que me den una mano para seguir recordando el entorno de la época. Hay muchos detalles que podría agregar pero sería muy pesado. Cuanto más escribo más recuerdos aparecen. Fue una buena época, por lo menos para mí. Una vida muy tranquila. Los vecinos se ayudaban, con los hijos en los partos, la mayoría en los domicilios, con la presencia de partera o señora práctica en la tarea. También se daban una mano en los velatorios, pues en esos tiempos la mayoría eran en el domicilio del fallecido. Se sacaban los muebles del dormitorio y allí se ponía el ataúd y las sillas alrededor de él. Por supuesto los vecinos pegados a esa casa acompañaban todas las horas del velatorio. Era de orden,” y pa´ eso estamos los vecinos”. A llenar la planchada de la casita que se estaban haciendo con mucho sacrificio, luego asado y tinto. Se pasaban platitos con comida o algún trozo de torta de una doña a otra, vecinas ellas, con un pañito blanco por arriba. Muchas veredas de tierra, y jugar a la bolita era de orden. Las bolitas muy lindas, de varios tipos y tamaños. Bochon, chica, manerita, ganfa, oyo seco, troya, eran parte de la terminología de esta juego. La bolsa de tela con bolitas en el bolsilla, infaltable. Había botijas tan habilidosos que hacían bailar los trompos arriba de la tierra. Tener una bicicleta hacia que muchos los miráramos con ganas. Figuritas?? Hasta 3 álbumes por año, de fútbol. Jugar a la tapadita, la caidita, cambiar una sellada (difícil) por varias no difíciles. Sigo otro día.
Luis Chaves Pereyra.
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By: Luis Chaves Pereyra on 31 mayo 2014
at 12:35 am
Bell e/ Ariel y E. Regules estaba la Metaloza .Saludos
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By: Carlos on 23 mayo 2014
at 10:08 pm
muy buena y muy util a la vieja la sacaba de muchos apuros
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By: juan dardanelli on 14 mayo 2014
at 1:53 am