Has logrado algo mágico con VillaSayago.com, Gabriel !!
Apagué las informaciones periodísticas todas haciendo referencia a traiciones y honores de los integrantes de los partidos políticos, por Dios!! es desgastante e incoherente en casi todos las banderías, corté el Face !! después responderé.
Mejor me sumerjo en mi túnel del tiempo y llego hasta el año 1950, qué año tan conmemorativo y especial !!
El caso es que papá estaba terminando la casa grande ubicada en Olegario
Andrade esquina Araure, él era ferroviario como casi todo el gran barrio de Sayago-Peñarol-Colòn; en ese tiempo ya era guarda, había empezado desde peón guardafrenos ,en fìn todos los escalafones.
La casa era grande en aquellos tiempos se usaba lo que ahora en algunos países le llaman el “buen fin”, esto es: ayudar a a levantar una planchada, una pared, todo por hacer la ”pierna” al compañero!!
Entrada a la Escuela 99-110 en camino Ariel[/caption]Hacer una “canchada” para revocar las paredes….en fin todo era una fiesta desde mis ojos de niña, todo se terminaba además, con un asado y un abrazo de amistad.
Mi hermana 4 años mayor que yo, ya iba a la escuela y empezó a llevarme con ella; mamá tenía que ayudar a papá y cuidar de unas gallinas que había en el fondo de la casa – también un conejo blanco que era mi mascota.
Por mas que estaba entusiasmada con ir a la escuela no dejaba de tener tristeza de separarme de mamá por un rato. En fin, el debut de escuela Honduras me tomó por sorpresa porque a pesar de ser pequeña mi hermana me tenía en su clase de 4ª año con la “señorita” Marrone.
El salón estaba ubicado del lado del portón grande, su pared daba a la calle Ariel ,me habían dado unas juguetes para entretenerme, pero quería salir pronto al patio donde ya había visto que caían aceitunas de los olivares y podría llevárselas a mamà !
Ah y jugar en el arenero -de donde no salíamos nada prolijos – era redivertido!!
Espero les guste mi narrativa totalmente autodidacta, pronto seguiré relatando mis recorridas por la escuela Honduras en ese tiempo maravilloso!!
Graciela
Qué increíble!!! Los relatos de escuela tienen algo de universal e intransferible a la vez. Me transportaste hacia mi propia escuela Graciela, la 25 del Paso Molino, aunque allí no había olivares en el patio sino paraísos. En fin… gracias!!!!! Buen aporte!!! Y claro, se esperan más.
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By: Fernando García on 8 diciembre 2014
at 12:08 am