La mañana en la que la vibración del celular me despertó anunciándome
aquella terrible y triste noticia casi no reaccioné.
Lloré en el silencio de la madrugada y me senté delante a la computadora
con los auriculares puestos, fui a Youtube y busqué una melodía:
Para Elisa de Beethoven.
La escuché una y otra vez en aquella triste mañana de diciembre entre
las montañas del norte de Italia, las notas me hacían viajar en el
tiempo haciéndome volar hacia al pasado, recorriendo Avenida Sayago
frente al Madre Ana cuando la acompañaba a sus lecciones de piano.
La maestra era Maria Antonieta y en aquel pequeño estudio habían dos pianos, mientras unos sonaban las teclas, otros hacían solfeo y la maestra, implacable y severa, no perdonaba un error, quien se equivocaba empezaba de vuelta una y otra vez hasta que la melodía no salía perfectamente.
Así aprendí a apreciar la música, las lindas y dulces melodías tocadas en
la casa de la maestra de piano y así aprendió también ella, Maria
Teresa, que con sus minutas manos recorría el teclado para extraer
músicas y melodías.
La esperaba sentado en el murito del patio, jugando con una rama a ser
el director de orquesta mientras desde las ventanas de lo de “la
maestra de piano” las notas invadían la avenida.
Cerraba los ojos y me imaginaba de estar en un concierto, con decenas de instrumentos y cientos de personas a escuchar en silencio, movía mi batuta y dirigía
los músicos, ellos me observaban, seguían los movimiento de mi mano
y la melodía flotaba en el aire llenándolo todo.
Esa triste mañana de diciembre cuando María Teresa se fue para siempre, cerré los ojos y dejè que mis manos dieran el ritmo, en los oídos sonaban “Para Elisa” y en mis ojos cerrados y desbordantes de llantos estaba ella, sentada delante al piano junto a la maestraMaría Antonieta que la observaba con atención…para Elisa…para
Maria Teresa…para aquellos conciertos en plena avenida Sayago en
las tardecitas del barrio…
Fernando Manzoni
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Gracias por ésta publicación, generó en mi muchas sensaciones ya que no tenía esa información, realmente una pena.
María Teresa fue una gran persona y pianista. En mis comienzos en lo de Chiquita, cuando costaba muchísimo coordinar los movimientos de cada dedo, ella aparecía como también Verónica y me invitaban a soñar, a sentir que podía llegar a tocar así, era un espectáculo gratis.
Virtuosidad, intensidad y dulzura, mucho sentimiento caracterizaba a María Teresa en mi opinión, y realmente siempre sus palabras fueron alentadoras a poder avanzar y desarrollarme como pianista.
Hoy con 29 años, pienso que estoy más cerca.
Saludos!
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By: Juan on 21 septiembre 2021
at 1:48 pm
Querido Fernando, mucho me entristece enterarme que María Teresa ya no nos acompaña, fui condiscípulo con ella en lo de “Chiquita”, tengo bien presente su tranquilidad y dulzura, supo ser en algunos casos mi co-profesora, tomándome más de una vez lecciones de solfeo y quizás haber compartido con ella alguna partitura a 4 manos en aquellos viejos pianos, instrumentos que también nos unieron, ellos supieron ser compañeros en las tardes de nuestra niñez y desde sus gastadas teclas le arrancábamos un … “Para Elisa”…
Fernando y familia un abrazo apretado a la distancia, María Teresa, quien te conoció no te olvida, para ti un saludo muy cariñoso donde quieras que estés…
Alberto
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By: alberto luaces saravia on 23 junio 2018
at 2:00 pm
[…] nos escribe un precioso artículo sobre una gran profesora de nombre pequeño : “Chiquita” (Para Elisa), esto hace que Álvaro (Un busto para Chiquita ) en un juego como de cámara subjetiva vea la […]
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By: Dos miradas sobre “Chiquita” | Villa Sayago on 23 junio 2018
at 12:01 am
Gracias tio
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By: Anónimo on 30 mayo 2018
at 6:18 pm