Villa Sayago

Hace unos días saludamos a Luisito Cabrera, Lalo. Le agradecíamos los conceptos que tenía para nuestro – vuestro – trabajo, una tarea que no me canso de repetir : hacemos entre todos.

En su mail, Luis tocaba un punto en el que se puede decir que estoy «trabajando» desde que me conozco : la búsqueda, rescate y difusión de imágenes de todos los tiempos de Villa Sayago y sayaguenses.

Confieso que he tenido sorpresas, por ejemplo con la receptividad del propio Luis, con la obtención de algunas fotos históricas – desconocidas e inéditas – y por el resultado de la búsqueda en mi propio archivo y en el hecho de que sea él quien también pida a los lectores que se sumen y contribuyan – y compartan – con todo aquello que tenga referencia al barrio.

Hay fotos de los años de Escuela, claro, parecerían ser muy personales, pero…. allí aparecen otros amigos, vecinos, compañeros, familiares, referencias a edificios donde la foto fue tomada, y a pequeños cambios que fue teniendo el entorno y que nos permiten «iluminarnos » acerca del pasado.

Recuerdo cada vez que me embarco en esta prédica el argumento de la película «Cigarros»,¿ la vieron ?

Si no la vieron o no leyeron el libro : «Un cuento para Navidad» – también de Paul Auster – háganlo, se los recomiendo.

Pero para este caso rescataremos solo una parte del argumento.
Uno de los protagonistas, tenía como rutina diaria – sí diaria – la de fotografiar la puerta de su negocio del Bronx en Nueva York. Con todas las imágenes que imprimía, iba armando varios albums, año a año. Mostraba su trabajo con orgullo a todo aquél que se interesaba por su hobby.

Un escritor, que vive en el barrio y que perdió recientemente a su esposa le increpa : » pero…para qué fotografiar todos los días lo mismo !!»
El fotógrafo le dice : » mira en detalle y verás que no son todas iguales».

El escritor, incrédulo, continúa hojeando página tras página las fotos del local – tomadas desde el mismo ángulo y a la misma hora – en eso… oh!! descubre a su difunta esposa que aparece retratada en una escena de compras, esperando el semáforo.

Allí se da cuenta que no todas las imágenes son idénticas, comienza ahora mas lentamente, a saborear hoja por hoja las pequeñas variaciones de detalles, personas y sigue buscando en otras a su esposa para revivir un duelo que no ha culminado.

El valor es el testimonio : un coche que pasó, el gesto de un vecino, el estado de una calle tal en tal momento, el amarillo que ha invadido – velando en parte la imagen – la foto…….

Y ese valor se acrecienta en el compartir, algo que hoy la red nos permite, como nos gusta decir: en forma instantánea.

Por lo tanto : si tenés fotos, de cuando te compraste la bici, de cuando tu viejo pintó la casa, de un partido de fútbol callejero hace 10, 20, 30 años ó 5 días, no dudes en enviarlas.

Quizás lo que tu no veas por la rutina y por «ver siempre la misma foto», permita a otro rescatar «otra» realidad que tu no apreciaste.

Contamos contigo para esta tarea.

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